La siguiente parada de nuestro itinerario nos llevó
hasta Zell am See, un pueblo idílico al lado del lago Zeller y centro
turístico de la zona.
Su nombre proviene de las celdas (zelle) del monasterio fundado en este sitio en el año 790. El lago es excelente para la navegación y natación, y realizamos un crucero por el mismo.
Su nombre proviene de las celdas (zelle) del monasterio fundado en este sitio en el año 790. El lago es excelente para la navegación y natación, y realizamos un crucero por el mismo.
Al día siguiente por la mañana ascendimos con el
telecabina a la montaña Schimittenhoehe, aprovechando para hacer una excursión
por la zona. Disfrutamos de unas magníficas vistas panorámicas del lago.
Nuestro siguiente destino era Hallstaat. Un recorrido de apenas dos horas, que se hace corto contemplando el paisaje que atravesamos, con parada para comer en Sant Martin, nos llevó al pueblo que más nos impactó de todo el viaje.
El acceso al mismo se realiza a través de un estrecho túnel. La imagen a la salida del mismo te hace entender porque Hallstatt está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se la considera la población más bonita a orillas de un lago”, al igual que su lago Hallstätter See, considerado por algunos el más bello del mundo.
Al día siguiente por la mañana alquilamos una barca eléctrica para dar un paseo por el lago. Nuestra hija se lo pasó en grande conduciéndola. Aprovechamos para tomar unas fotos de postal del pueblo y alrededores. Sin duda, uno de los mejores momentos del viaje.
En este entorno incomparable nuestra hija no paraba de hacer fotos, algunas de ellas de mérito.
Siguiendo nuestra ruta, la siguiente parada fue en Bad Ischl, el centro cultural y geográfico de la región Salzkammergut.
Llegamos a St.Wolfgang, otro pueblo de
postal en una orilla del Wolfgangsee. En nuestra hija sigue creciendo su
afición por la fotografía.
En la otra orilla del lago de encuentra Sant Gilgen, pueblo conocido por ser
donde nació la madre de Mozart. Destaca su plaza principal, con sus bonitos
edificios.
Una visita imprescindible es la fortaleza
Hohehensalzburg, símbolo de la ciudad y desde donde contemplaremos de unas
magníficas vistas. Cogimos el ascensor que nos llevó al Museo de Arte Moderno
(Mönschberg) y seguimos un paseo panorámico hasta el castillo.
Todo el centro de Salzburgo es una joya: callejuelas,
plazas, edificaciones. No nos cansamos de pasear por ellas, reponiendo fuerzas
en cualquier de los cafés con los que nos vamos encontrando.
Merece también la pena una visita a los Jardines de Palacio Mirabell, donde se ofrecen conciertos de música clásica.
Nuestra última parada del viaje ya fue en Alemania, en la población de Prien am Chiemsee situada a la orilla del lago Chiemsee. Una hora y veinte minutos la separan del aeropuerto de Munich.
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